JUNIO – SEMANA 2
LA ORACIÓN DE DANIEL
¿Sientes que tus oraciones son respondidas?
¿Sientes que cuando oras algo sucede en el mundo espiritual?
¿Sientes que tus oraciones mueven montañas?
¿Sientes que en las oraciones que hacemos en el carro, en el mercado, sonoraciones que pueden mover montañas y transformar naciones?
Hay muchos ejemplos en la Biblia del poder de la oración. Ana la mamá del profeta Samuel, por muchos años no pudo tener hijos y ella hizo una oración donde derramó su corazón y obtuvo su milagro. Pero en este mes no vamos a hablar de Ana. Vamos a hablar de un profeta judío que fue llevado cautivo a Babilonia
¿Quién era Daniel?
Daniel fue un joven judío de linaje noble que llegó a ser un gran profeta de Dios. Cuando el rey Nabucodonosor conquistó Jerusalén, a Daniel se lo llevaron cautivo a Babilonia, donde fue escogido para servir en la corte real. Fiel a Dios, Daniel rechazó adoptar las costumbres paganas de su nueva tierra, permaneciendo íntegro en el Señor.
A lo largo de su vida, Daniel sirvió bajo cuatro reyes: Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Ciro. A pesar de enfrentar diferentes reyes, imperios y culturas, Daniel se mantuvo firme en su fe, incluso en los momentos en los que enfrentó grandes peligros; pues su comunión constante con Dios lo mantuvo en pie.
Durante el periodo del rey Dario se creó un decreto que decía, “que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera del rey, sea echado en el foso de los leones.” Quéincreíble, cualquiera podría pensar: “son solo 30 días sin orar”, pero Daniel NO. Cuando él supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Hay 4 características que aprendemos de la oración de Daniel, basadas en el capítulo 9.
1. DANIEL ORABA BASADO EN LAS ESCRITURAS
“de su reinado yo, Daniel, logré entender en los escritos el número de años que el Señor había anunciado al profeta Jeremías: la desolación de Jerusalén habría de durar setenta años.” (Daniel 9:2 RVC)
Daniel entendió que el tiempo de cautiverio estaba por terminar. Entendió que Dios había prometido por el profeta Jeremías que los liberaría, vió una luz de esperanza. En vez de no hacer nada, se puso a orar. Daniel era un tremendo estudiante de las Escrituras. En esos tiempos de estudio logró entender la profecía del profeta Jeremías.
Lee la Biblia con un deseo ardiente de entenderla. Léela con una fe sencilla como de un niño, léela con el espíritu de obediencia y aplícala a tu vida.
2. DANIEL ORABA Y AYUNABA
“Volví entonces mi rostro a mi Dios y Señor, para pedir su ayuda con oración y ruego. Me puse a ayunar, y me cubrí de cilicio y de ceniza.” (Daniel 9:3)
Daniel sabía que estaba atravesando por un momento crítico en su vida y en su nación. Lo primero que hizo fue ayunar, y volverse a Dios de todo corazón. Un acto físico de obediencia que desata bendición y milagros. Cuando ayunas estás diciendo: “menos de mi y más de ti Dios” “Y cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara” (Mateo 6:17) el ayuno es un deber del cristiano.
El ayuno es un tremendo sacrificio ya que nos lleva a vencer al “rey estómago”.
3. DANIEL ORABA CON ADORACIÓN
“Y esta fue mi oración al Señor mi Dios; esta fue mi confesión: Señor, Dios grande y digno de ser temido, que cumples tu pacto y tu misericordia con los que te aman y cumplen tus mandamientos:” (Daniel 9:4)
Empieza tu oración adorando a Dios, diciéndole lo bueno que es, lo grande y misericordioso que Él es. Así, fue como Daniel comenzó su oración. El no comenzó diciendo: “Señor dame, ayúdame, bendíceme” Él comenzó con gratitud y magnificando lo bueno que Dios es.
4. DANIEL ORABA CON UN CORAZÓN ARREPENTIDO
“Hemos pecado, hemos hecho lo malo, hemos sido impíos y rebeldes; ¡nos hemos apartado de tus leyes y mandamientos!” (Daniel 9:5)
Daniel no hace la oración de “perdónalos” sino “perdónanos” aunque tal vez él no haya cometido esos pecados, ora como si fueransus propios pecados. El verdadero arrepentimiento ocurre cuando sentimos un gran dolor por haberle fallado a Dios. Imploramos su misericordia sobre la gran maldad de nuestra ciudad.
“si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro, y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.” (2 Crónicas 7:14 NVI)
“Que nuestras oraciones pasen de ser simples ruegos hasta que lleguen a ser agonizantes” (Charles Spurgeon)