UN EJEMPLO DE INTERCESIÓN
DANIEL 9:3
INTRODUCCIÓN:
En la Biblia encontramos muchos ejemplos de intercesión, de personas que fueron más allá de su oración habitual y clamaron, suplicaron intensamente por otros; el principal de ellos fue Jesús mismo, quien como dice la Biblia: “con gran clamor y lagrimas” rogó a Dios por nosotros para que perdonara nuestros pecados.
Hoy vamos a ver el ejemplo de un hombre que supo interceder por su nación: DANIEL.
El contexto histórico nos dice que Daniel estaba deportado y cautivo en un país que no era el suyo, sin patria, sin su familia. Sin embargo, aun estando en aquel país (Babilonia), Daniel sirvió al Señor con toda pasión colocando su nombre en alto en todo lo que hacía y dándole la gloria solo a Él.
El capítulo 9 de su libro nos muestra a Daniel intercediendo por su nación. Él nunca dejo de interceder y clamar por su pueblo. La vida de Daniel debe ser un ejemplo para nosotros; es verdad que pasamos por circunstancias difíciles, pero un verdadero intercesor deja a un lado sus propias peticiones para clamar por aquellos que están cautivos por el pecado, sirven a Dios con amor, pasión, entrega y dedicación, aun en medio del dolor.
1. LA PALABRA DE DIOS NOS MUESTRA CÓMO Y POR QUÉ INTERCEDER (Daniel 9:2)
Como intercesor lo primero que hizo Daniel fue ir a la palabra de Dios y pudo ver que la triste y terrible situación que estaba viviendo el pueblo de Israel en ese momento era consecuencia de haberse desviado de las leyes, los mandamientos y estatutos de Dios, de haber pecado y dejado a un lado a Dios y esto fue lo que lo llevó a interceder a favor de su pueblo.
La situación dura, triste y dolorosa que ha vivido nuestra ciudad no solo este año, sino a través del tiempo es el resultado de haberse alejado de Dios, es la consecuencia del pecado, la inmoralidad, la mentira, la infidelidad, el amor al dinero, la sed de poder, la corrupción, etc…
Satanás gana terreno y tiene el derecho de hacer daño cuando el ser humano se olvida de Dios y no presta atención a Su Palabra, por eso nosotros debemos levantarnos y clamar para que Dios perdone el pecado de nuestros gobernantes, de nuestros jóvenes, de nuestras familias, que Dios perdone la inmoralidad de Bello, la drogadicción y la muerte.
2. DEBEMOS TENER UN CORAZÓN HUMILDE (Daniel 9:3-4)
Daniel tuvo un corazón humilde al decir “volví mi rostro al Señor”, al decir esto estaba reconociendo que de una manera u otra se habían alejado del Señor y por eso lo buscó en oración y ruego, en ayuno cilicio y ceniza. (cilicio y ceniza: es una expresión que se usa para describir un estado de profundo arrepentimiento, humillación o luto.)
Daniel tuvo un corazón humilde al hacer suyo el pecado de otros, al hacer suya la calamidad y el dolor del resto del pueblo. La humildad de Daniel es la muestra de un corazón COMPASIVO, un corazón que dejó a un lado el egoísmo de las peticiones y necesidades propias y personales para clamar y hacer suyas las necesidades de otros. (leer los versículos 8-14)
CONCLUSIÓN:
La intercesión no es algo para un grupo pequeño de la iglesia, sino que debe ser algo que todos hagamos y en lo cual cada día debemos ejercitarnos. El dolor es algo que de una manera u otra estamos viviendo en nuestra ciudad, por eso hay un llamado de parte de Dios que intercedamos por nuestro Bello.
Nuestra ciudad ha sido atada por Satanás; pero es tiempo de levantarnos a favor de aquellos que han caído bajo sus redes llevándolos a la cautividad espiritual, atormentados por influencias demoníacas que lo único que buscan es que nuestro municipio sea oprimido; teniendo como objetivo principal la condenación eterna.